martes, 21 de abril de 2015

CONTRATOS PARA UN RATO (22 de abril de 2015)


El Diario Montañés, 22 de abril de 2015

Hemos conocido esta semana que el 92,23% de los contratos de trabajo que se han hecho en Cantabria en el primer trimestre de 2015 son temporales. Es decir, que algo así como 40.685 trabajadores han obtenido un puesto que puede durarles poco más de un rato, porque gran parte de ellos son para un mes y algunos de jornada parcial. Con estas perspectivas de futuro incierto resulta complicado que los ciudadanos hagan planes que vayan más allá de la supervivencia diaria. John Rambo, que no tenía oficio conocido y a quien detuvieron por vagabundo, lo expresó lapidariamente cuando el coronel Trautman se interesó por su futuro en el final de la primera película de la saga. «¿Cómo vivirás ahora, Johnny?», le dijo el militar, preocupado. A lo que él contestó: «Día a día».
Es duro vivir el hoy sin saber qué nos deparará el mañana, aunque esta situación sea el pan nuestro de cada día. Y pese a que se sabe que los españoles no somos en general muy previsores porque confiamos en que el Señor proveerá, hay quien ya tomó precauciones por si el Señor andaba en sus asuntos, y se ha dedicado a proveerse para arreglar su propio futuro y el de varias generaciones de descendientes. El último, hasta ahora, de una lista que se supone muy larga, ha sido Rodrigo Rato –en su etapa de fulgor político le llamaban Rodrigo de Rato y Figueredo–. Cual aplicado ratón de la economía, Rato (del latín ‘rapĕre’, arrebatar), nos birló a los españoles parte de nuestro estado de bienestar, eludiendo sus obligaciones y realizando «delito fiscal, blanqueo y alzamiento de bienes». Y luego nos acusó –él también– de haber vivido por encima de nuestras posibilidades.
El jueves 23 de abril comienza una nueva edición de la Feria del Libro de Santander. Va a resultar difícil encontrar en las estanterías de sus casetas una obra que Carmen Gurruchaga publicó en 2012 para mayor gloria del exvicepresidente económico: ‘Rodrigo Rato. El gran artífice’. Con la perspectiva actual, tanto la obra como la autora y su protagonista podrían entrar a formar parte de la historia universal de la infamia. En aquel año de gracia Montoro presentó el libro ante un público entusiasta integrado por economistas y políticos de la cuerda neoliberal. Fue cuando ensalzó la figura de Rato y aprovechó para decir que «a pesar de las movilizaciones, la reforma laboral se va a llevar a cabo en su totalidad».
Una reforma que nos ha traído trabajos para un rato.

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