El Diario Montañés, 7 de octubre de 2015
Andamos muy
preocupados con la apertura del nuevo hospital de Valdecilla, porque tenemos la
experiencia de que en nuestra región algunos asuntos importantes suelen
enquistarse. Se terminaba el mes de marzo, que era el plazo que la ley
electoral permitía para cortar cintas, cuando Rajoy y Diego lo inauguraban
virtualmente. Según manifestó entonces Diego, Valdecilla iba a estar terminado
el 15 de mayo, lo pagaría el Estado y nuestra sanidad seguiría siendo pública,
universal, gratuita y de excelencia. «Nadie tiene ninguna duda –añadió–, ni
siquiera aquellos que tratan de sembrarlas con mentiras y manipulaciones». Hubo
muchas fotos dentro de unas habitaciones que, ahora lo sabemos, sólo estaban
preparadas para el evento. Esa fue la primera manipulación.
Atrás quedó mayo
con sus flores bellas, y ya ha entrado octubre, con fuertes suradas. Y seguimos
esperando que se corrija algunas goteras, que se racionalice la ubicación de
los profesionales en las plantas y que se obtenga la licencia de apertura por
parte del ayuntamiento de Santander. Un poco de todo parece que está influyendo
en el retraso. Pero el problema de fondo es que el sistema sanitario se ha desangrado
con tanto recorte. El mismo mes en que los dos presidentes inauguraban en futuro,
conocíamos el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud que recogía que el
presupuesto para sostener hospitales y centros de salud había caído de 2009 a
2013 en diez mil millones de euros. Y la caída había repercutido sobre todo en
los recursos humanos. Ya apenas se cubren las bajas y no se sustituye a los que
se jubilan. El Sistema Nacional de Salud ha perdido en ese periodo en toda
España cerca de cinco mil trabajadores.
Esta semana la
asociación de Médicos
Sustitutos de Atención Primaria de Cantabria ha corroborado la situación: «Durante
determinados periodos del año no se cubren las solicitudes de vacaciones, ni
las bajas laborales de los centros de salud y los consultorios», lo que está
llevando a nuestros jóvenes profesionales a emigrar a otros lugares que les
ofrecen mejores condiciones laborales.
Y, qué quieren que les diga, por muy moderno que sea el edificio y muy sofisticada su tecnología, es
imposible que Valdecilla se mantenga como un referente si continuamos
despreciando el capital humano. Perder a tantos jóvenes preparados es una
irresponsabilidad de insensatos. Intentar recuperarlos tiene que ser una de las
tareas prioritarias de este gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario