El Diario Montañés, 28 de octubre de 2015
La grandeza de
Bilbao sólo cabe en un mapamundi. Abarcar la de Santander precisa de una
cartografía planetaria, porque la ciudad contiene tal compendio de proyectos
estrella que aprehender su infinitud nos obliga a utilizar terminología
interespacial.
Los
santanderinos –ciudadanos de edad avanzada, dueños de su ocio– suelen iniciar
el día con un paseo que traza una espiral con punto de partida en la Alameda de
Oviedo. Continúan por la Alameda Primera, dejando a la izquierda el agujero
negro que se tragó el anillo cultural que se había proyectado en torno al
planeta de la biblioteca de don Marcelino. Llegan poco después hasta el segundo
anillo, en formación desde hace años, también llamado milla, integrado por una
estrella que luce a medias, pendiente de una expansión anunciada (el Museo de Prehistoria);
por otra intermitente, que deja de alumbrar largas temporadas por razones
desconocidas (el Centro Botín); y por una supernova de la que sólo conocemos su
reflejo lejano (el Archivo Lafuente).
Luego, de lleno
ya en el Paseo Pereda, nuestros paseantes van pensando, antes de emprender el
regreso a la Alameda para cerrar la elíptica, en la posibilidad del reposo
contemplativo en algún banco frente a la bahía, nuestra particular Vía Láctea,
concentración de toda la belleza del universo. Sentados allí, hablan y no paran
de ese nuevo acelerador que llaman turbo rotonda, lo último en tecnología vial
de la ‘smart city’.
Mi amigo Manolo
regresaba a casa el pasado domingo y encaró la turbo rotonda a las tres de la
madrugada. Cuando salió de ella, eran las dos. Entonces decidió volver sobre
sus pasos para aprovechar el tiempo que le regalaba el cambio horario del
otoño. Pero no acabó en el Sardinero, como pretendía. Los caminos inescrutables
del acelerador vehicular le dirigieron hacia Monte. Allí permaneció, en
soliloquio de juramentos, contemplando la inmensidad de la bóveda celeste hasta
que vino a rescatarle la luz incipiente del alba. Eso que ganó, porque si la
policía interestelar le llega a haber controlado el soplo, seguro que habría
perdido unos cuantos puntos del carnet de conducir.
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