miércoles, 7 de junio de 2017

CRÓNICA DE UNA VISITA (7 de junio de 2017)


El Diario Montañés, 7 de junio de 2017

Como todos los años he vuelto a la feria del libro de Madrid. En ella, durante diecisiete días, casi cuatrocientos expositores muestran sus novedades, muy abundantes por eso de que el mercado del libro ha entrado de lleno en la cultura de la caducidad temprana.
Otro asiduo a la feria es nuestro presidente. Los fines de semana suele acudir a firmar libros con su «ahijado», Jesús Cintora, y la expectación que produce crea largas filas en torno a su caseta. En esta edición he estado junto a él –a sus espaldas, sin que se percatara– observando las reacciones de la gente mientras esperaba su dedicatoria. «Miguel Ángel, eres un tío estupendo». «Muchas gracias». «Revilla, ¿por qué no te presentas a presidente de España». «Si tuviera menos años...». «Presidente, ¿no vas a estar en la inauguración del mundial de vela?». Esta pregunta le sorprende, pero reacciona con soltura: «A mí nadie me ha dicho nada..., además, yo soy más de ‘prao’ que de mar. Pero el lunes estaré, sin falta, en la Virgen del Mar». Como, efectivamente, estuvo.
Había quedado con él el día anterior, porque quería visitar la caseta del Gremio de Editores de Cantabria. Cuando se percató de mi presencia, me dijo que en cuanto terminara nos pondríamos en camino, pero que no podía dejar a nadie sin firmar el libro. Con todos hablaba. Con todos se fotografiaba. Permaneció en su lugar hasta que la fila de admiradores llegó a su fin. Fue cuando nos pusimos en marcha. Pero resultaba dificilísimo dar un paso sin que la gente lo reconociera y lo parase para hacerse una foto con él. Al final, lo conseguimos.
Sé que con Revilla las críticas o los halagos no tienen término medio. Yo, aquí, sólo hago una constatación: él ha sido el primer, y único, presidente regional que ha visitado nuestra caseta, aunque en el juego entre también la feria de Santander. Y es un gesto que, como presidente de los editores cántabros, debo agradecer. Porque los libros editados en Cantabria alimentan el alma tanto como las anchoas y los sobaos alimentan el cuerpo.

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