El Diario Montañés, 22 de noviembre de 2017
Se
me podrá decir que España sin Cataluña será mucho más débil. No ignoro que en
estos momentos de terremoto rupturista necesitamos políticos que defiendan la
unidad nacional. Y no digo que no sean precisos todos los apoyos para ponerle
pegamento al resquebrajamiento del estado. Pero, presidente, no vayas a
Cataluña a hacer campaña porque te lo haya pedido un amigo. Quédate en
Cantabria, que aquí tenemos mucho tajo para intentar retener a los nuestros,
que se están marchando por falta de oportunidades. Y para no volver, que es lo
peor.
No
vayas a Cataluña, presidente, porque en Valdecilla, nuestro hospital de
referencia, la joya de la corona autonómica, se ha creado un banco para recoger
y estudiar cerebros muertos, y al ritmo que vamos no va a haber cerebros vivos
que puedan estudiarlos. Y tampoco tenemos pediatras ni médicos de familia
suficientes, ni hemos sabido tratarlos en las oposiciones (es lo real, María
Luisa, aunque el tribunal sea, como dices, soberano). Pero los están aceptando en otras autonomías sin
tantos remilgos. No vayas a Cataluña, presidente, que aquí hemos
perdido casi treinta mil empleos jóvenes en los últimos quince años, y eso que,
según algunos, el Centro Botín ha impulsado el sector turístico elevando un 11%
los beneficios –¡lo que aguanta el papel!– y que ahora se anuncia una «lluvia
de empleos navideños», otro récord de precariedad que alargará la agonía pero
no frenará el éxodo: los peligros del sector terciario.
Pero
si decides ir, fíjate en las cosas buenas de por allí. Por ejemplo –y es algo
interesado, lo sé, traído por los pelos porque soy presidente de un club de
natación–, fíjate, decía, en las piscinas de 50 metros que tienen los equipos por
aquellos lares, cultos también en lo deportivo, mientras nosotros seguimos
aquí, anclados en eternas promesas ‘sine die’. Y cuando regreses, pregúntale a
tu consejero del ramo el porqué de la nula ayuda que han tenido los nadadores
cántabros en las subvenciones al deporte. Ellos, también, futuros exiliados si pretenden
ser alguien en su actividad deportiva.
Cantabria,
a veces madre y siempre madrastra.
Con perdón de las madrastras.
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