El Diario Montañés, 13 de julio de 2018
Este
año Màxim Huerta no ha estado en la Feria del Libro de Madrid porque se lo ha
impedido su recién estrenada ocupación ministerial, aunque los autores llamados
mediáticos han seguido formando largas filas de seguidores fieles en espera de
una dedicatoria: en nuestro país se da la paradoja de que quienes más libros
firman son los escritores dudosos, y además suelen hacerlo para lectores
ocasionales. Su ausencia no se notó mucho. Se hará más patente en las redes
sociales, en las que participaba activamente mostrando sus opiniones con total
libertad, pero sin medir el peligro de las banalidades de la «escritura
bipulgar». Desde ese púlpito de las calenturas que es Twitter, el ahora
ministro había atacado negociados que con su nueva responsabilidad le
corresponde defender, y ha tenido que darse mucha prisa en rectificar –algo que
sólo hacen los sabios y los oportunistas–. Màxim lo ha hecho con tal empeño que
no será extraño que un día de estos lo veamos enfundado en un chandal por El
Retiro, pese al desprecio que mostraba hacia el deporte en sus tuits preministeriales.
En todo caso, quienes critican su nombramiento por ser colaborador de Ana Rosa
en su programa rosa están equivocando el punto de mira. Habría que orientarlo
hacia Pedro Sánchez y preguntarse si sus referencias culturales están en ese
lado tan mediático o si ya conocía virtudes del nuevo ministro que los demás
ignoramos. Démosle tiempo al tiempo.
El
que sí estuvo en la feria fue Revilla, entregado a un público que lo reconoce y
estima. La mayor parte de quienes paraban en la caseta del Gremio de Editores
de Cantabria preguntaban por él, porque consideran inseparables su nombre y el
de la comunidad. Pero Revilla no estaba allí. Tanto él como Màxim Huerta
pertenecen, por la parte de Espasa, a la potente cuadra de autores del grupo
Planeta, y eso es jugar en la primera división literaria. Aunque yo no pierdo
la esperanza de que algún día publique con nosotros, al fin y a la postre
también es socio de los equipos cántabros de segunda B. Todo se andará.
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