martes, 5 de junio de 2018

ES LA DEMOCRACIA (6 de junio de 2018)


El Diario Montañés, 6 de junio de 2018

Como la prensa deportiva tiene preferencias por ciertos clubes, hay prensa de la considerada «rigurosa» que se inclina sin reparos hacia determinadas tendencias políticas. Y más en estos tiempos en que las ediciones digitales le proporcionan voz a todo el mundo. Como consecuencia de ello, la opinión se funde con la información hasta que la frontera entre ambas resulta casi irreconocible.
Ahora, tras la moción de censura que ha logrado cambiar al gobierno –cumpliendo escrupulosamente los requisitos que marca la Constitución–, algunos medios nos trasladan la imagen catastrofista que ya dieron en 1979, cuando el PSOE y el PCE pactaron en las elecciones municipales para lograr las alcaldías en los municipios más importantes. ‘Vuelve el Frente Popular’, ‘Pactos de vergüenza’ o ‘España se rompe’ fueron los titulares que publicaron entonces periódicos tan involucionistas como ‘El Alcázar’, ‘El Heraldo Español’ o ‘El Imparcial’, y que esta semana han repetido otros más liberales casi al pie de la letra. También algún irresponsable portavoz político ha caído en esa misma tentación, llevando a la gente a posicionarse en las redes sociales con tal vehemencia que parece que cuarenta años de democracia no nos han servido para alcanzar la «libertad sin ira».
Miguel Ángel Revilla no ha ocultado nunca su simpatía por Pedro Sánchez y es de los que ha aplaudido el cambio. Parece que no le preocupa que De la Serna deje de ser ministro –con el peligro que puede tener Cantabria de perder las obras que había anunciado–, porque piensa que Fomento mantendrá las acciones, al tiempo que él se quita de delante las promesas que hacía su posible rival electoral cada semana. Además estima que la llegada del PSOE a la Moncloa puede facilitarle una comunicación que hasta ahora casi no existía. Ya se verá.
En todo caso –y es a donde quería llegar–, los acontecimientos políticos de esta semana han supuesto un absoluto ejercicio democrático. Que se podrá criticar, sí, pero que se debe respetar deportivamente, porque el juego de la democracia exige saber ganar y perder sin furia y sin violencia. Dos reflejos de la ira.

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