miércoles, 17 de octubre de 2018

TIEMPOS DE DISCORDIA (17 de octubre de 2018)


El Diario Montañés, 17 de octubre de 2018

Ha sido un puente de ensueño en lo meteorológico, si exceptuamos el domingo. El viento sur trajo temperaturas de 30 grados. Cabárceno colgó el cartel de completo, la hostelería y las heladerías hicieron el agosto en octubre, la bahía se llenó de paseantes y el Centro Botin de terracistas oteadores desde las alturas. En la plaza de Pombo coincido con Jesus Pindado y Miguel Ángel Pesquera. Están inmersos en un diálogo que, por surrealista, triunfaría en cualquier espectáculo teatral. Intuyo en ellos amistad entrañable, aunque en lo dialéctico sus diferencias parecen irreconciliables. Incesantes citas de un lado; ideas de complicado desarrollo del otro. Pero hay lucidez en sus caos. Vienen reflexionando sobre qué es lo que mueve al ser humano, una conversación muy propia para una tarde otoñal en nuestra culta Santander. Antonio Alcoba, maestro de la síntesis, en mis tiempos de estudiante de Magisterio nos transmitía que los principales impulsos humanos eran tres: las creencias, las preferencias y las ideas. Camilo José Cela, provocador siempre, también encerraba en ese número las necesidades básicas, que, según él, se resumían en las iniciales de su nombre y primer apellido, CJC: «comer, joder y cagar». Cela no dejaba de ser Cela en ningún momento. Pesquera intenta desarrollar las suyas, que también son tres, pero se pierde en una selva de subordinadas y no concluye el razonamiento. «La mitad de lo que dices no lo entiendo –le interrumpe Pindado–, y de la otra mitad no hago caso». Carcajada general que no distrae a Pesquera de su argumento.
Pindado me pregunta de sopetón: «¿Qué método sigues para escribir tus artículos?, ¿cuál es el punto de partida que utilizas?». «A veces una frase, que puede ser la última –le contesto–. Casi siempre el análisis de las noticias de la semana. Pero el próximo miércoles me voy a centrar en esta conversación tan peculiar».
Se marchan, plaza de Pombo adelante, gesticulando, la voz alta, el paso rápido. Quien no los conozca podría pensar que están aventados por la surada. Pero no. Son así de geniales. Unidos por sus diferencias. Un ejemplo en estos tiempos de discordia.

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