miércoles, 11 de septiembre de 2019

CON MAL CAFÉ (11 de septiembre de 2019)


El Diario Montañés, 11 de septiembre de 2019

La escena transcurre en un restaurante santanderino: «¿Tomaremos algo de postre, chicos?», pregunta el camarero, mientras retira el último plato de la cena. «Si usted quiere, tómelo por su cuenta; nosotros vamos a pasar directamente al café». «No, si yo lo decía por ustedes». «¡Acabáramos! Está usted empleando el plural inclusivo, como solía utilizar el plural de modestia Miguel Indurain». Desconcertado, el joven toma nota de la demanda cafeteril y se retira sin saber quién era el tal Indurain –la fama es fugaz– y mucho menos qué significa eso de plural inclusivo y plural de modestia. Qué gente tan rara la de la mesa cuatro, estará diciéndose.
Es amable el camarero; tiene sonrisa franca. Utiliza, sin saberlo, el mismo plural inclusivo que esos médicos que, cuando te ven entrar en la consulta, con una edad madura, se dirigen a ti casi a voces, «¿Qué tal? ¿Cómo nos encontramos?». Pero él, al menos, no nos habla como si fuésemos abuelos sordos y nos aplica el tratamiento de «chicos», algo que está comenzando a ser habitual en algunos comercios para mostrar cercanía hacia el cliente. No levanta la voz. Por eso resulta inimaginable que pueda salir a la calle, como hizo el otro día un colega suyo, a mentar de mala manera a la madre del presidente en funciones. En el fondo, todo es una cuestión de educación y de principios. Y este camarero parece educado.
Para preparar a la ciudadanía ha comenzado un nuevo curso escolar. Asistiremos a la retahíla de lo caros que son los libros y todo el material, y comenzaremos con el trasiego de las actividades extraescolares, porque se trata de que a nuestros hijos no les falte de nada y reciban la mejor educación para poder triunfar en la vida. Pero, como padres, no deberíamos olvidar nunca que, ante la duda, es preferible desconocer qué es un plural de inclusión o cualquier otra zarandaja cultural, antes que no saber comportarse cívicamente. Y eso es algo que se aprende en casa, se refuerza en la escuela y se debe practicar siempre. Así no nos tendrá que regañar Revilla.

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