miércoles, 5 de febrero de 2020

PELIGRO AMARILLO (5 de febrero de 2020)


El Diario Montañés, 5 de febrero de 2020

Acabamos de pasar un periodo veraniego ya iniciado febrero. Los ciudadanos paseaban en mangas de camisa por el entorno brumoso de la bahía santanderina, que va a perder ahora la conexión marítima que nos unía con la ciudad irlandesa de Cork. Ese ferri nos deja, al menos en cuanto a mercancías se refiere, porque nuestro puerto tiene un problema con los polizones, algo que controlan mejor en Bilbao. El delegado del Gobierno no está de acuerdo con esa lectura y ha realizado unas declaraciones incendiarias contra el presidente de la Autoridad Portuaria, a quien ha animado a trabajar más o dar un paso a un lado. Dice José María de Pereda que «el viento sur pesa tanto sobre el ánimo como sobre el cuerpo» en los cántabros de casta, y Eduardo Echevarría lo es, por eso se han avivado en él viejos rescoldos. Es algo atávico. Hay estudios que mantienen que cuando el sur sopla con fuerza aumentan las visitas a las urgencias psiquiátricas, aunque otros la única urgencia que sienten es la de prenderle fuego al monte. Hasta diecisiete focos han estado activos en Cantabria, llenando de bruma la bahía.
Por Polanco el viento ha dejado unos extraños polvos amarillos que han alarmado a los vecinos, porque tienen la mosca detrás de la oreja con las industrias cercanas. Los técnicos dicen que la culpa es de una corriente de aire sahariano que ha entrado con elementos raros en suspensión, y la alarma se ha quedado en nada, aunque hay quien recela por aquello de que siendo el viento tan disperso en su empuje haya depositado su materia en una zona muy precisa. Va a ser que por ahí es donde da la vuelta el aire.
El peligro amarillo real es el del coronavirus. Los ciudadanos chinos que viven en Cantabria se han lanzado a comprar mascarillas para enviárselas a sus familiares y han dejado sin stock a las farmacias cántabras. Ellos sí que saben trabajar en equipo, aunque el panorama se ponga negro. Son muy disciplinados, estos del Este, y no se alteran ni con el viento sur.

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