lunes, 1 de junio de 2020

FARO Y GUÍA (3 de junio de 2020)



El Diario Montañés, 3 de junio de 2020

Estamos recuperando en fases la España de charanga y pandereta. La salida del confinamiento ha sido en tropel, primero hacia el deporte, luego hacia las terrazas y ahora en dirección a las playas, pasando por las manifestaciones de quienes antes nunca se manifestaban. Es como si todo hubiera pasado y regresáramos a la anormalidad. Atrás quedaron lecturas –aseguran que las hubo–, canciones, series, películas… Atrás, aplausos a los sanitarios. Toca despedir como todos los años a los MIR de Valdecilla, esta vez con agradecimiento doble por todo lo que han arriesgado en la crisis, ejército que frenó con su cuerpo principiante la primera oleada mortal del virus. Ellos nos han salvado mientras aprendían de sus superiores, que tampoco se quedaron atrás. 
Por eso hemos recuperado la falsa seguridad y volvemos a consumir de todo, aunque sea un poco. Hace unos cuantos años sonaba una canción –de escaso éxito– que decía aquello de «rezan las leyes básicas, de una curiosa ética, que el hombre es una máquina, consumidora intrépida». Y esa máquina, para satisfacción de la economía, ha vuelto a ponerse en marcha incluso en ámbitos culturales. Por eso el consumo cultural resurge en nuestra región. Nos espera en conciertos a medida, en cuevas, en museos... Y es posible que hasta en faros en color, donde las tonalidades pastel y crema combinen en perfecta deconstrucción geométrica de historias imposibles. ¿Imaginan el faro de Ajo, carrusel multicolor, con asientos de cadenas colgantes cual tiovivo panorámico, para contemplar desde ellos la costa? El litoral, trufado de arte, sería una de las mejores atracciones de nuestro parque temático regional. Y podríamos hacer promociones comerciales y turísticas con farillos polícromos: pines de solapa, al alcance de todos, o la versión superior en oro y brillantes, para los menos. 
La cultura contraataca. Aunque sin norte.

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