martes, 10 de noviembre de 2020

VICIOS DEL PODER (11 de noviembre de 2020)


El Diario Montañés, 11 de noviembre de 2020

Desde las elecciones americanas no deja de bullir en mi cabeza la expresión «poder omnímodo».  La decía con marcado acento extranjero Gabino Diego en la genial película de Cuerda «Amanece, que no es poco», cuando los estudiantes que encabezaba se enfadaron con una decisión del alcalde del pueblo: «… nos vamos, pero, sin embargo, cuando seamos líderes, con todo el poder omnímodo, no nos olvidaremos, alcalde, que usted nos toca las pelotas». Y al no olvidarse, amenazaban implícitamente con tocárselas al alcalde en el futuro, cuando ellos tuvieran el poder. Porque lo de tocarlas es vicio habitual del mando.

Trump no quiere reconocer su derrota. No le importa extender la duda sobre el funcionamiento de la democracia americana. Pertenece a ese tipo de personas a las que nada afecta que tras ellas venga el desierto. Donald, simplemente, no reconoce el fracaso, hasta que la justicia le dé un varapalo. Y ni así estará dispuesto a dejar de buen modo su «poder omnímodo».

Quien ya ha sido vapuleada por la justicia es la consejería de educación. Los jueces no han entendido que su medida, con respecto a la anulación de las vacaciones, estuviera basada en razones objetivas para preservar a las familias –más concretamente a los abuelos– del peligro de los trasiegos estudiantiles por el domicilio familiar en ese tiempo de ocio. El problema es que rompieron unilateralmente, de la noche a la mañana, acuerdos ya firmados, sin pedirle opinión a nadie. Y considerando los parones educativos como meros caprichos que nada tenían que ver con auténticas necesidades pedagógicas.

No creo que actuaran como si fuese suyo el poder omnímodo, pero la decisión que tomaron, y que la justicia finalmente frenó, ha roto la confianza del colectivo de educadores. Nunca olvidarán que con ella han pretendido, de nuevo, tocarles… las narices.


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