martes, 22 de diciembre de 2020

VERBENAS Y TENTEMPIÉS (23 de diciembre de 2020)

 

El Diario Montañés, 23 de diciembre de 2020

Esta semana conjuga las esperanzas de la lotería y la futura vacuna con el temor a los desplazamientos y a la mutación del virus. Con el añadido desfavorable de que las normativas para luchar contra él son particulares, autonómicas, y están por encima de una ley nacional. Y eso que el bicho no conoce fronteras ni horarios y continúa campando a sus anchas, como demuestran los datos: quienes hace poco estaban situados en cabeza de la clasificación de la seguridad, pueden encontrarse ahora en la parte más baja, porque el covid se retira con ritmo aritmético, pero avanza con paso geométrico. Además, se manifiesta con retraso de días y con una visión (permitidme decirlo así) más global que la nuestra.

Raphael, que era consciente de la peligrosidad de los contagios, decía que estaba pasando miedo «porque nadie sabe de qué va esto». Sin embargo, reunió en Madrid a cinco mil personas cada día de su tradicional concierto de Navidad. Las que pudieron ser sus grandes noches se convirtieron en un escándalo que han denunciado las redes sociales, no tanto por la cantidad de espectadores como porque se confirma una sentencia de la presidenta visionaria: no todos somos iguales ante la ley. Los organizadores manifiestan que respetaron las medidas de seguridad y de aforo dentro del Palacio de Deportes, cuya capacidad permite acoger dieciséis mil espectadores, y que «los asistentes tenían un servicio para pedir comida y alimentos desde sus asientos, sin necesidad de moverse».

Me inquietan las diferentes varas de medir. En Madrid había mucho más público en un recinto cerrado que el que puede haber en una verbena a cielo abierto o que el que comió en la Filmoteca con Illa. Sin embargo, las verbenas siguen prohibidas, y el tentempié del ministro se está analizando con lupa. Somos contradictorios.

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