martes, 19 de enero de 2021

AUTONOMÍAS Y COVID (20 de enero de 2021)

 



El Diario Montañés, 20 de enero de 2021

Ronda por mi cabeza, como sedimento borroso de lecturas dispersas, la idea de la elaboración de la Gran Muralla China, que con sus más de 20.000 kilómetros se tardó en concluir veintiún siglos. Según ese poso de mi memoria –no conviene contradecirla por el bien de este artículo–, la construcción se realizó por trozos separados, en lugares distintos y por personas que no conocían el objetivo final de su trabajo. Simplemente, hacían lo que se les mandaba. Luego, cuando se encontraban con trabajadores de otras zonas, desconocedores como ellos del sentido de la obra, las piezas del puzzle encajaban perfectamente en anchura, altura y materiales, consiguiendo un resultado final uniforme. ¿Cuál fue la magia que hizo posible tal prodigio en una época que no tenía nuestros medios actuales? Sospecho que fue la existencia de la figura de un coordinador responsable, que conocía los planos del proyecto y tenía autoridad y personal para llevarlo a cabo.

Traigo esto a colación por el descontrol que estamos viviendo con la aplicación de las vacunas para levantar una muralla ante el covid. Es como si se administrasen a salto de mata, al primero que pasaba por allí, o a personas con «influencias», ante el peligro de la pérdida de las dosis por caducidad, una vez fuera de los frigoríficos. Y eso que ahora se está vacunando en lugares donde el censo del personal debería estar perfectamente establecido: geriátricos, trabajadores sanitarios, cárceles… Da miedo pensar en lo que podrá suceder cuando haya que vacunar en los Centros de Salud a ese público más inestable que somos «el resto».

Puede parecer fácil darle autoridad a un coordinador general para que elabore un listado justo y preciso. Pero, con lo de las discordias autonómicas, no creo que nadie se atreva a ponerle el cascabel al gato.


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