martes, 5 de enero de 2021

LOS ALCALDES Y EL EMÉRITO (6 de enero de 2021)

 

El Diario Montañés, 6 de enero de 2021

Hemos estado dándole al meollo para saber quiénes éramos allegados y quiénes no, pues de la aclaración del concepto dependía respetar la legalidad durante las reuniones navideñas. Los periódicos y los programas de noticias exprimieron sus explicaciones hasta la saciedad, recurriendo, incluso, al diccionario de la Real Academia Española. Todo eran dudas. Comenzamos pudiendo reunirnos diez allegados en Nochebuena y Navidad, que luego, por esas cosas cambiantes de la improvisación, pasaron a ser seis. Pero siempre en un domicilio familiar; nunca en el interior de un bar.

Algunas personas de la zona pasiega –alcaldes y exalcaldes incluidos– quisieron hacer lo que hacían siempre, algo que en estos tiempos no debe hacerse nunca, y montaron una reunión en el comedor de un bar para comer sopa y pollo de corral. Alguien denunció el hecho, y parte de ellos, según dicen, huyeron ante la presencia de la guardia civil como pollo sin cabeza por un pasillo que llegaba hasta el gallinero. Descubiertos, coincidieron al decir que no eran doce ni veinte los comensales, como se ha apuntado en los mentideros, que solo eran seis, y que cumplían con el aforo, aunque no con el lugar. Y que, aun siendo de distintos partidos, eran allegados. Lo de esconderse fue una reacción inexplicable.

«Lo siento mucho, no va a volver a ocurrir», declaró compungido el alcalde de Villacarriedo, uno de los asistentes, que ya había tenido sus más y sus menos con el PP por el brote de covid en su pueblo, cuando le acusaron de no decir la verdad. La frase es idéntica a la que expresó el rey en 2012, tras sufrir un traspiés durante una cacería concertada de elefantes, mientras caminaba en la noche posiblemente tras otra pieza. Entonces casi nos lo tomamos a risa. Y mira lo que vino luego.

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