martes, 29 de noviembre de 2022

GASTRONOMÍA Y FÚTBOL (30 de noviembre de 2022)

 

El Diario Montañés, 30 de noviembre de 2022

Circulan informaciones por internet que hacen dudar sobre su propia veracidad. Acabo de enterarme de que una cadena de supermercados comercializa un envoltorio con dos huevos hechos a la plancha, y envasados al vacío, que solo necesitan ser preparados al microondas. Una medida que han tomado con un par, como si pretendieran que figurase en la historia universal de lo absurdo, aunque a mí me ha servido para aliñar este artículo.

Luis Enrique, que confesaba recientemente que había cenado seis huevos, tres fritos y tres cocidos, habrá torcido el gesto, porque a él le gusta prepararlos al momento. Lo único que suele precocinar es el encuentro contra su próximo rival, para el que siempre pide a sus jugadores que le echen huevos y pongan toda la carne en el asador (las metáforas culinarias, mientras lo permita la obsesión por lo correcto, son características de nuestro país, donde lo mismo tomamos el cuerpo de Cristo, que huesos de santo, cabello de ángel, brazo de gitano, yemas de santa Teresa, tetas de novicia, pedos de monja, pelotas de fraile... o los autóctonos cojones del anticristo, chochitos ricos u orgasmos a la crema de orujo).

Sea como fuere, lo cierto es que, en cuanto al fútbol se refiere, nos hemos comido a Costa Rica tras meterles «siete chicharros», estuvimos en un tris de merendarnos a Alemania, y si no se nos atraganta Japón superaremos con facilidad la fase de grupos del mundial de Qatar, donde los nuestros, por cierto, no pueden catar jamón ibérico porque la importación del cerdo y sus productos, entre otras cosas más importantes, está prohibida por ley.

Lo cierto es que, si el equipo sigue manteniendo este saborcillo a octavos de final, algunos periodistas deportivos deberán comerse con patatas los prejuicios que han alimentado sobre nuestro seleccionador. Al tiempo.

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