martes, 9 de mayo de 2017

BARRER PARA CASA (10 de mayo de 2017)


El Diario Montañés, 10 de mayo de 2017

Mil aspirantes se han presentado en Torrelavega para cubrir veinticuatro plazas de barrendero. Ante tal número de opositores se ha debido habilitar el ferial de ganados, un lugar a todas luces inapropiado, para que los examinandos se enfrentaran a las cincuenta preguntas de la prueba teórica 
–mucho tino hay que tener en la elección de las mismas para que no resulten chocantes, porque es muy difícil calibrar por escrito la pericia en ciertas profesiones–. En cuanto a la prueba práctica, cualquier tratado popular sobre la utilización de la escoba aconseja barrer para casa, porque escobando hacia adentro se consiguen dos objetivos primordiales: que nadie tenga información de los propios desperdicios y que se pueda recoger, a resguardo de miradas indiscretas, cualquier objeto de valor que aparezca entre las barreduras. Sin embargo, la ley no está de acuerdo con la sabiduría popular ni con el dicho que se aplica cuando no se encuentra alguna moneda caída al suelo: «Es igual. Déjala para el que barre». Doce empleados de la empresa de residuos MARE lo acaban de padecer en sus propias carnes cuando, llevados por una avaricia quizá inocente, constituyeron una especie de cooperativa para repartirse los beneficios de los objetos de oro que encontraban reciclando la basura. Como no conocían los entresijos del Código Civil, que considera tal acto una apropiación indebida si no han transcurrido dos años desde la pérdida de los objetos en cuestión, los dejaban en esos establecimientos que tanto han proliferado con la crisis, y aliviaban la suya con el dinero que recibían a cambio. Ahora, con gran susto para ellos y consecuencias aún desconocidas, han sido detenidos. Así que los aspirantes al puesto de barrendero deberán tener mucho cuidado en la prueba práctica, no sea que algún examinador perverso coloque objetos valiosos, a modo de trampa, entre la basura para evaluar voluntades.
En adelante, sólo los ladrones de guante blanco podrán seguir utilizando, sin ningún cargo de conciencia, las bolsas de basura para transportar dinero negro. Al fin y al cabo, ellos no han encontrado el botín que otros han perdido; simplemente, lo han robado. Un pecado menor.

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