miércoles, 6 de febrero de 2019

CARENCIAS EN LA SANIDAD (6 de febrero de 2019)

El Diario Montañés, 6 de febrero de 2019

La Sanidad se nos desangra con la crisis. Nos faltan médicos, pero nadie le pone remedio porque mandan los ajustes presupuestarios. 15.475 graduados en Medicina se presentaron este fin de semana al examen de MIR para cubrir 6.797 plazas. La abundancia de aspirantes con respecto a las plazas ofertadas comienza a ser preocupante, y se debe fundamentalmente a dos razones: la primera, que los puestos que salen a concurso son menos de los necesarios; la segunda, que las universidades privadas buscan negocio en este caladero ya diezmado y ofrecen estudios a quienes en su día no pasaron la nota de corte en las universidades públicas. Neoliberalismo en esencia. En Cantabria hay, a día de hoy, un déficit de más de cuarenta médicos, que se multiplicará con las jubilaciones que se avecinan de los que ahora rondan la sesentena, aquellos que realizaron sus estudios cuando las universidades se abrieron a la democratización.
Mientras nos entretenemos mirando a Venezuela, aquí tenemos escasez de pediatras y de médicos de familia, aunque trampeamos la situación con contratos eventuales que mantienen en la inseguridad laboral a muchos profesionales. Otro problema añadido en nuestra región es que miles de jóvenes practican deporte cada fin de semana sin haber tenido ninguna revisión médica, porque en el Centro Regional de Medicina Deportiva no hay suficientes médicos para hacer tal labor, aunque en este caso –lo sé por fuentes fidedignas– los doctores no están trabajando por razones que alguien debería investigar. La situación la denunció el pasado octubre Susana Echevarría en este mismo periódico, pero en febrero seguimos sin solución, confiando que no surja ningún problema de salud que pueda achacarse a tal vacío. Entonces habría que buscar responsables.
Otras desapariciones notables son las de pijamas, toallas y sábanas en el hospital de Valdecilla. Al parecer algunos pacientes se los llevan junto con el alta médica, en un goteo que alcanza pérdidas de 250.000 euros anuales. Hay que tener poca vergüenza. ¿Se imaginan a alguien durmiendo en su casa con un pijama robado al Servicio Cántabro de Salud, de esos que dejan el culo al aire? Somos incorregibles.

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