miércoles, 27 de febrero de 2019

RESPIRO SATISFECHO (27 de febrero de 2019)


El Diario Montañés, 27 de febrero de 2019

Voy a tener que apuntarme a un máster de escritura porque siento un vacío de ideas que me tiene preocupado. Y mira que tengo temas para tratar en estas vísperas preelectorales en las que cada día aparece una nueva promesa que se volatiliza al día siguiente. Pero no me decido por ninguno. Tengo la sensación de haberlos abordado todos, porque en Cantabria la vida es una especie de eterno retorno que nos suele dejar casi siempre cerca del punto de partida.
Bajo a Santander para arreglar unos asuntos. Paseo despacio, observando aquí y allá en busca de inspiración (la otra inspiración, la de respirar, la hago con sumo cuidado porque la calidad del aire se ha visto alterada por las quemas incontroladas de los malnacidos pirómanos, aunque todavía según nos dicen no afecta a la salud). Compruebo que los comercios continúan bajando las persianas por cierre del negocio, y eso que la crisis –nos repiten con insistencia– ya ha pasado. Tiempo de ocio a la fuerza para los dueños y los empleados. Acaso algunos de ellos estén ocupando ahora los bancos de la Alameda junto a los jubilados, que gozan –es un decir– de los 1.203,40 euros de pensión media. Ellos –los jubilados– y yo llegábamos muy justos a los plazos previstos para la finalización del Corredor del Atlántico (con el AVE perdimos hace mucho tiempo cualquier esperanza de verlo funcionar), y ahora viene el bueno de Pablo Zuloaga, bicéfalo trabajador infatigable –«Nunca hubo tanta actividad en la Delegación del Gobierno como hasta que llegué yo»–, y los ha alargado porque hay muchas cosas que estudiar. Un jarro de agua fría, el enésimo, que ha desdibujado la tenue línea de rotulador que alguien improvisó a última hora sobre un proyecto que ya estaba dibujado sin tenernos en cuenta.
Llego a mi destino. Me recibe un cartel en la mesa: «Vuelvo enseguida». Es la hora del café, del descanso del guerrero. Respiro, ahora sí, satisfecho y a pleno pulmón. Un país que permite que sus empleados públicos se cuiden de tal manera nunca se irá a pique.

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