El Diario Montañés, 19 de junio de 2019
Tenía
yo un mastín de mirada severa y noble trato que, consciente de su fortaleza,
ignoraba a los perros pequeños cuando ladraban a su paso. Nunca hacía un mal
gesto ni lanzaba gruñidos. Seguro de sí mismo, seguía su camino sin inmutarse.
Solo un hecho turbaba su carácter pacífico, y era cuando otro perro osaba marcar
el territorio que él consideraba suyo. Entonces, toda su bondad beatífica
desaparecía como por ensalmo, afilaba el morro y mostraba los dientes,
amenazante. Si nadie lo impedía, se lanzaba contra el que consideraba enemigo
con furia desbocada. Era temible.
Traigo
esto a colación porque tengo el pálpito de que en el nuevo gobierno regional puede
producirse un choque de egos que lleve a los protagonistas a disputarse el
territorio a dentelladas. El tono amable que mantenía Revilla con Rosa Eva Díaz
Tezanos parece haberse roto desde el principio con la crisis de gobierno que propició
Pablo Zuloaga. Y los responsables actuales de ambos partidos no están haciendo
grandes esfuerzos por disimularlo. Lo acaban de escenificar los socialistas haciendo
esperar a los regionalistas cuarenta minutos antes de la firma del pacto de
gobierno –el que espera, desespera, y cuarenta minutos dan para muchos
comentarios, no precisamente amables–. Luego, los regionalistas hicieron aguardar
diez minutos a los socialistas. Ambos marcaban el territorio desde el comienzo.
Puestas
así las cartas, solo cabe confiar en que el gobierno central cumpla los
compromisos firmados para con Cantabria, que Sánchez se muestre ecuánime en el
trato con Revilla y Zuloaga para evitar celos y que los vientos de la
legislatura sean propicios, porque en caso contrario la tormenta regional puede
ser de dimensiones considerables. El partido socialista de Cantabria no quiere
jugar el papel que jugaba. Y aunque en cuanto a los resultados autonómicos se
sigue pareciendo mucho al anterior, se ha venido arriba y parece dispuesto a disputar
cada palmo del terreno. Por eso Zuloaga puede resultar un socio incómodo.
En
esa contienda no quiero decir quién hará de mastín y quién de perro pequeño. Pero
sé que Revilla, por necesidades de su riñón, suele mear. Y mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario