El Diario Montañés, 29 de abril de 2015
Acabo de regresar de Ratisbona, Alemania.
Dejo atrás una ciudad de inigualable belleza en la que Pedro Álvarez –un vasco de
Ermua– realiza una encomiable labor de difusión de la cultura hispánica. En su
octava edición, Cinescultura –que así se llama el evento que organiza
anualmente con un grupo de colaboradores– se ha dedicado a mostrar en esa
localidad bávara un panorama general de lo que se está haciendo en Cantabria y
en Colombia, en cine, pintura, fotografía o música. Se extenderá en el tiempo
hasta el 24 de mayo, y comenzó el día 23 de abril con una exposición de José
Ramón Sánchez que, por una parte, analizaba su trayectoria y, por otra, se
centraba en su serie pictórica de las guerras cántabras. (Lo de las guerras
cántabras está gustando mucho, quizá porque en este escenario tuvo lugar la
épica batalla con la que se inicia la película de ‘Gladiator’, cuando las
tropas imperiales de Roma salvaron el último escollo germánico).
Otro hecho histórico nos une lejanamente
con Ratisbona. En esa ciudad nació Bárbara Blomberg y en ella tuvo amores con
el emperador Carlos V, fruto de los cuales nació, también allí, Juan de
Austria. Por azares de la vida, Bárbara Blomberg terminó sus días en Cantabria
y acabó siendo enterrada en el monasterio de Montehano, en Escalante.
Muy cerca de Escalante, en Meruelo, Luis
Alberto Nicolás, candidato a la alcaldía por el PSOE, se ha retratado desnudo –las
partes pudendas cubiertas con una rosa– y ha repartido luego las fotos entre
los vecinos, a modo de cartel publicitario, para que superen el miedo al
cambio. «Soy mejor que tú y lo sabes. Y si no, desmiéntelo», dice en una de las
imágenes, mirando de frente y apuntando desafiante con el índice.
Doña Bárbara debe de estar revolviéndose
de satisfacción en su tumba, orgullosa de que un vecino del lugar haya roto las
convenciones sociales, como ella las rompió en su día con una conducta
«libertina y escandalosa» que tanto incomodó por estos lares, antaño muy
conservadores.
Porque hogaño parece que algo está
cambiando. Dice una encuesta reciente que los cántabros de entre dieciséis y veinticuatro
años son, junto con gallegos y asturianos, los que en mayor número opinan que Dios no existe «en absoluto».
Algunos
mantienen que en tal descreencia puede estar el origen de los desenfrenos de
Nicolás y la Blomberg.
Unos cuantos puntos históricos que no conocía. Gracias, Jesús, por este acercamiento a la antigüedad desde la actualidad.
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