El Diario Montañés, 31 de enero de 2018
Siento
debilidad por De la Serna. Hace años, en una conversación distendida, le pedí
que diera un paso adelante para traer a Cantabria una derecha más civilizada
que la de Diego. Entonces soltó una carcajada franca. No creo que ahora le haya
producido tanta gracia la propuesta envenenada que le ha hecho el propio Diego,
retándole a ser el candidato en las próximas elecciones –pasando por encima de
Buruaga– para que las pierda al frente de un partido que él ya se ha encargado
de partir en dos. Por eso Íñigo ha dicho que le aparten ese cáliz. Además, se
encuentra a gusto como ministro. Y deja buena imagen por doquier: el expolítico ilicitano Joan Antoni Oltra dice que Íñigo es un fenómeno. «A todos atiende. A todos promete
soluciones. Anuncia estudios informativos, anteproyectos, proyectos y lo que
haga falta. De dónde saldrá el dinero y los plazos de ejecución, es pedir
mucho, hay que tener fe y esperanza. En todo caso, será en los próximos años. Así
nadie podrá decir que le engaña». Magnífico retrato del seductor infográfico.
También
viene asiduamente a Cantabria, rey mago de los suyos, con proyectos bajo el
brazo. Pero reparte carbón cuando se trata de sacar adelante las ideas del
gobierno regional. Ahora acaba de manifestar que reabrir el túnel de La Engaña
no le seduce, porque introducirse en la oscuridad, sin escuchar a los
pajarillos, más que un atractivo es un suplicio. Y yo, que he pasado dos veces
por ese extraordinario suplicio, no estoy en absoluto de acuerdo. De los pájaros
disfruté afuera, pero en el interior sentí indignación ante una obra imponente
que la estupidez humana ha declarado inservible.
Te invito, Íñigo, a
que atravesemos juntos el túnel de La Engaña. Dentro no hay pájaros, cierto. Ni
circulan trenes por su trazado inútil, como quizá tampoco pase nunca por
Cantabria el AVE que nos prometieron tantos responsables políticos. Si me
acompañas, intentaré convencerte para que te saques alguna infografía de la
chistera. Luego, incluso, se puede adornar con pajarillos. Y si presentas el
proyecto con presupuesto y fecha claros, se produciría la gran paradoja: tú, el
gran embaucador, le pondrías fin al engaño de La Engaña.
Y para qué servirìa el túnel? Para ir a Valencia?
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