El Diario Montañés, 10 de julio de 2019
Llegada
esta época me pongo en modo verano, dispuesto a no escribir de política. Desconecto
de la rutina y me siento ante el televisor para ver a los ciclistas que
recorren Francia inmersos en el calor de julio. Es un placentero duermevela,
que se despeja durante unos kilómetros para volver a recaer de nuevo en el
sopor. En verano –me decido por fin a escribir– vienen aquí los turistas huyendo
de los calores mesetarios, en busca de las noches frescas. Es lo bueno de este
norte que promociona nuestro presidente a diario en Instagram, con su conocida
imagen de espalda y en mangas de camisa. Cabárceno se viste de gala cada fin de
semana para servir cenas en el aire del teleférico a unos pocos privilegiados
que pueden celebrar veladas de altura. Y toda Cantabria se convierte en un parque
temático al que casi no le falta de nada. Cuando falta, se suple con
imaginación emprendedora, como ha hecho un ganadero de Cayón, que ha diseñado
un laberinto en su maizal porque la leche es tan barata que solo le da
pérdidas. (A falta de pan, buenas son tortas, aunque tengan que ser de maíz).
Si se llega a enterar de que hay un movimiento de sexo ecológico cuyos componentes
practican el amor –además de en otros lugares naturales– entre maizales, podría
haber sido un pionero de la ecosexualidad regional, un emprendedor del placer bucólico,
un empresario de la pasión campestre. Habría sido una idea redonda, que haría
aún más redondo el programa de la Semana Grande santanderina, que se ha diseñado
teniendo en cuenta «todos los gustos y todas las edades». Precisamente a los
mayores de edad –‘conditio sine quanon’– se les podía ofertar un servicio de
transporte para desplazarse hasta Cayón. El corto trayecto entre la capital y
el pueblo al que riega el Pisueña serviría para acrecentar el placer expectante
de los preludios. De ese modo los amantes llegarían a su destino con ansias en
amores inflamados, para luego entregarse dejando su cuidado entre los maizales olvidado.
Sería una versión definitiva de la Cantabria más verde.
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