miércoles, 17 de julio de 2019

LA REALIDAD Y EL DESEO (17 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 17 de julio de 2019

Hubo un tiempo en que llegué a creérmelo. Valderredible abajo, todas las regiones, hasta el Mediterráneo, dependían de la esplendidez que mostráramos los cántabros con el agua del pantano del Ebro, que considerábamos nuestra. Revilla, incluso, envió un mensaje, entre «jocoso y amenazante», a Artur Mas –hace cuatro años, más o menos por estas fechas–, por su deriva independentista: «que no se ponga tonto, que el pantano está aquí». Y media España, sino toda, respiró con satisfacción y cierta prepotencia, imaginando el desierto en que podía convertirse una Cataluña independiente. ¿Quieren emancipación?, pues que se la den, pero sin nuestra agua. ¡Qué se habrán creído! Nosotros teníamos en la mano el mango y la sartén. O eso creíamos.
Pero el mazazo de la realidad, ¡ay!, suele despertarnos abruptamente de los sueños. Resulta que hemos pasado de amenazar a Cataluña con sequías de proporciones bíblicas, a no poder disponer de agua, siquiera para Santander, incluso con el pantano al 90% de su capacidad. Ahora nos hemos enterado de que la decisión de poner en marcha la Autovía del Agua no es nuestra, sino de instancias superiores. Y la Autovía permanece cerrada, con el pantano lleno, como lo estuvo cinco días la de Torrelavega por un argayo que produjo el exceso de agua.
La realidad pone cancelas en el umbral de los deseos, aunque no en los bolsillos de los diputados nacionales. Los de la decimotercera legislatura trabajarán cuatro días, desde las elecciones hasta las vacaciones de agosto, y van a cobrar tres mensualidades de 2.982 euros brutos (sin contar complementos ni ayudas «por gastos indispensables»). Lo paradójico es que la solución del conflicto del agua quizá dependa de que se pongan de acuerdo para elegir un presidente que pueda gobernar. Aunque para otras cuestiones el presidente en funciones ha andado listo: su Consejo de Ministros ha autorizado la adquisición de 346 blindados para el ejército por valor de 2.083 millones de euros, alegando que se trata de una decisión técnica, no política.
Se ve que la del agua es una decisión política. Pues que la aborden. Para eso los pagamos.

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