El Diario Montañés, 3 de julio de 2019
«La
misma, pero más fuerte», le contestó Bosio a Martín cuando le preguntó qué
canción tocaban, tras haber agotado todo su repertorio. Bosio y Martín –lo aclaro
para los más jóvenes– eran unos piteros que amenizaban con su música las
romerías por toda Cantabria –en su tiempo los grupos musicales apenas existían–.
Yo los conocí ya mayores. Acaso por ello las notas del pito desentonaban más de
lo debido, por merma de la capacidad pulmonar del pitero. Pero la gente los
quería mucho y perdonaba todos sus fallos.
Revilla,
que de tradiciones sabe lo suyo, ha parafraseado a Bosio en la toma de posesión
como presidente de Cantabria y ha anunciado que su programa de gobierno
consistirá en «lo mismo, pero más fuerte», para consolidar la recuperación
económica y social de la región. El problema es que esa pretendida recuperación
no parece tan clara. Los números –me lo decía la persona de quien más aprendí en
mi etapa profesional de Anaya– son tozudos: la población que vivía en 2018 por
debajo del umbral del riesgo de pobreza en Cantabria era del 19,9%, 2,3 puntos
más que en 2017; el porcentaje de hogares que tenían muchas dificultades para
llegar a fin de mes era del 49,8%; los ingresos netos por persona eran de 11.239
euros anuales (para elevar algo esa media tan precaria algunos responsables políticos
han comenzado a subirse el sueldo); las prestaciones por desempleo están por
debajo de los 800 euros brutos mensuales (un 9% menos que hace cinco años, con
lo cual los parados han perdido un 12% de su ya escaso poder adquisitivo); la
media anual de contratos de trabajos temporales ha superado el 93% (el 40% de
ellos con una duración menor de siete días)… Los números, en efecto, son
tozudos y no entienden de lecturas políticas.
Nuestro
presidente, ante estos datos, debería cambiar algo su repertorio para intentar corregirlos.
No sirve aplicar el mismo, pero más fuerte. Él también es mayor y querido por
los cántabros (a los resultados electorales me remito), pero en política,
cuando se desafina, se acaba pagando.
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