jueves, 24 de mayo de 2012

ATRAPADOS EN LO EFÍMERO (4 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 4 de marzo de 2012


En mi ignorancia, había relacionado hasta ahora las citas rápidas con esas convocatorias amorosas a ciegas en las que los participantes tienen que encontrar a su media naranja en un tiempo máximo de siete minutos.
Dos noticias publicadas en este periódico han ampliado mi conocimiento en el campo de la celeridad: las citas médicas, a seis minutos por dolencia, en el Centro de Salud de la calle Castilla, y una modalidad de cooperación empresarial para intercambiar experiencias y cerrar relaciones comerciales, que tuvo lugar en el Palacio de Festivales de Santander y duraba diez minutos.
Encontrar pareja en siete minutos, aunque no sea para toda la vida, implica gran sagacidad y no menor riesgo. Cerrar relaciones comerciales en diez minutos, en esta época mustia para los negocios, roza lo mágico. Tratar una enfermedad en seis minutos es tarea de titanes; ponerla remedio, alcanza lo milagroso.
Pero los tiempos que nos ha tocado sufrir conllevan tener que soportar esta insoportable levedad de lo efímero. Vivimos con prisa. Pasamos sobre los problemas de puntillas. Todo se hace sin el reposo necesario, sin la sedimentación precisa.
Una de las ocupaciones más afectadas por este síndrome de lo instantáneo es la política. Desde siempre, antes ya del período democrático, nuestros dirigentes se han dedicado a una actividad diaria tan frenética como fugaz: mantienen decenas de citas importantísimas, parecen escuchar todos los problemas de las gentes, hacen cortes de cintas, presiden actos... y, la mayor parte de las veces, además, pronuncian algún discurso.
Ahora acabamos de descubrir que para elaborar sus alocuciones suelen recurrir a esa arma de la inmediatez, a esa joya del saber incierto que es la Wikipedia. El máximo representante de nuestra cultura regional, en un foro universitario, se ha referido a su uso como «la mejor manera de aprender sobre cualquier tema».
Mal presagio para quienes pensamos que los saberes contrastados sólo están en los libros.

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